sábado, 10 de octubre de 2015


La decisión de crearla arrojó como resultado mucho más que un programa académico, incluso mucho más que un oportuno salvavidas ante la monumental crisis económica del momento. En realidad la Facultad representaba para los vallecaucanos la promesa de tener docentes formados en la región, y garantizaba la existencia de una oportunidad tangible para que muchos jóvenes con vocación docente, hicieran su sueño realidad.
De forma muy rápida la Facultad alzó vuelo, crecimiento que representó otro reto que requería de inmediata solución. Se trataba de una población estudiantil que excedía  la capacidad espacial de la sede universitaria, obligando a la institución a repartir a los alumnos por toda la ciudad, en la medida en que se iban consiguiendo sedes por convenios con el gobierno local, o mediante préstamos, alquileres, canjes de arriendo por matrícula y muchas otras figuras de corte económico.

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